El 2024 será recordado como el año en que la Reserva Federal de Estados Unidos comenzó a recortar las tasas de interés por primera vez en cuatro años. Más allá de este hecho, el comportamiento de la tasa a 10 años desde septiembre muestra un aumento significativo de alrededor de 100 puntos básicos, pasando del 3,6% al 4,6% actual. Este movimiento se debe a una inflación más resistente a la baja, y al triunfo de Donald Trump, cuyas políticas podrían generar mayores niveles inflacionarios.
En este contexto, la renta fija no tuvo un buen cierre de año en general, especialmente los instrumentos de mayor duración en bonos del tesoro y bonos corporativos grado de inversión. Estos activos cayeron 2,3% y 2,7% en diciembre, cerrando el 2024 con rendimientos de -0,6% y 0,9%, respectivamente. En contraste, los bonos de alto rendimiento y los bonos de mercados emergentes obtuvieron retornos anuales cercanos al 8,0% y al 5,5%, pese a la caída en el último mes, reflejando su correlación con el buen desempeño de las acciones, el activo de riesgo por excelencia.
En un escenario de crecimiento económico robusto, con proyecciones de mejoras en productividad gracias a la inteligencia artificial y un gasto del consumidor pujante, las acciones tuvieron un año destacado, especialmente las tecnológicas. El S&P500 cerró con un alza de 26,9%, mientras que el Nasdaq subió 28,6%. Por otro lado, las acciones industriales cayeron un 4,6% en diciembre, pero lograron un rendimiento anual del 16,2%. La brecha de aproximadamente 12 puntos porcentuales entre el desempeño de las tecnológicas y los sectores más vinculados a la economía real, como el Dow Jones, subraya la relevancia de la inteligencia artificial como tendencia dominante.
En Europa, las perspectivas no fueron tan favorables como en Estados Unidos. Sus principales economías (Alemania y Francia) enfrentaron desafíos económicos y políticos, lo que explica el menor desempeño de sus mercados bursátiles. Las acciones europeas rindieron 5,4% en 2024, marcando una diferencia de 10 puntos porcentuales respecto al Dow Jones. El Banco Central Europeo también redujo las tasas de interés varias veces en el año, llevando la tasa de corto plazo al 3%, comparada con el 4,25% de Estados Unidos. Este diferencial, junto con el panorama económico y político adverso, llevó al euro a depreciarse un 7% frente al dólar en 2024.
En cuanto a China, el país experimentó un año complicado en términos de actividad económica, aunque se espera que alcance su objetivo de crecimiento del 5%, según declaraciones recientes del presidente Xi Jinping. Sin embargo, la crisis en el mercado inmobiliario y una posible intensificación de la “guerra comercial” con Estados Unidos generan preocupación. Las proyecciones para 2025 anticipan un menor crecimiento, acompañado de una probable reforma fiscal, una mayor competencia con Estados Unidos tanto en lo comercial como en lo geopolítico, y una renovación del 20% en la cúpula del partido comunista, lo que podría dar pistas sobre el rumbo del país en los próximos cinco años. A pesar de este contexto, las acciones chinas tuvieron un buen desempeño en 2024, con un rendimiento cercano al 18,2% (CSI 300), impulsadas por los anuncios de estímulos monetarios y fiscales del gobierno central.
Diciembre 2024 en los mercados globales
Las acciones de Estados Unidos podrían volver a rendir mejor que los demás activos de riesgo en el 2025
Desde su informe sobre las perspectivas para el 2025, desde la casa de inversión ven con buenos ojos a las acciones de Estados Unidos. Proponen enfocarse más en tendencias que en nombres individuales. Dentro de ellas, les resultan atractivas aquellas acciones vinculadas a la construcción de infraestructura relacionadas a los centros de datos para equipos de inteligencia artificial.
Por otro lado, apuntan que los mercados privados vienen siendo una pata fundamental de financiamiento para las empresas relacionadas con inteligencia artificial y esperan que continúe esta tendencia. Por ello, recomiendan invertir en acciones privadas aunque siendo selectivos.
Por último, aclaran que el dinamismo y la flexibilidad serán claves en este 2025 para comprender en qué dirección irían el comercio exterior y las relaciones geopolíticas entre Estados Unidos y China.
Entre sus recomendaciones se encuentran:
Tácticas (horizonte de inversión menor a 1 año)
- Acciones Estados Unidos: piensan que a este tipo de activo le podría ir mejor que a las demás geografías gracias la IA y a una posible mejora en la productividad.
- Acciones Japón: un retorno de la inflación vinculada a una mayor actividad económica y una reforma estructural que ayudaría a aumentar las ganancias corporativas se ven como catalizadores positivos para este mercado.
- Selectivos en renta fija: los altos déficits estadounidenses y una inflación más difícil de bajar desde estos niveles, hacen que no recomienden invertir en renta fija de larga duración. Recomiendan los bonos del tesoro británico (GILTS), bonos del tesoro de Estados Unidos de corta duración y bonos europeos de grado de inversión y de alto rendimiento.
Estratégicas (horizonte de inversión mayor a 1 año)
- Acciones de infraestructura y crédito privado: ven valor en este tipo de acciones y también piensan que el crédito privado en este sector irá en aumento los próximos 5 años y ofrecerá una buena remuneración.
- Selectivos en renta fija: a largo plazo prefieren crédito de calidad de corta y mediana duración y bonos del tesoro de estados unidos, Reino Unido y Europa.
- Acciones: Prefieren acciones emergentes a las de los países desarrollados, aunque se mantienen selectivos en los nombres. India y Arabia Saudita se proyectan como sus países favoritos y Japón dentro de los países desarrollados.